Al suroeste de Noruega se yergue, en el corazón de los fiordos, una ciudad de exuberante y bella naturaleza. Stavanger guarda su encanto en secreto: pocas veces se encuentra, tan cerca de la urbe, un remanso de paz en nuestro caótico mundo en el que pararse a pensar y olvidarse de los problemas cotidianos. Ante tal inmensidad abrumadora, uno no puede evitar sentirse pequeño y maravillado por semejantes escenarios naturales.
El principal y más conocido reclamo de la zona –aunque no el único- es el Púlpito, o Preikestolen en noruego, nombre que recibe la formación rocosa más famosa de Noruega.
Esta roca se formó hace más de 10.000 años como consecuencia del deshielo y hoy en día es la excursión más emblemática de Noruega y la más solicitada por los viajeros que visitan la región de los Fiordos Noruegos. El Púlpito está situado a 640 metros sobre el nivel del mar y se puede contemplar en barco desde el Fiordo Lysefjord o ascendiendo durante 2 horas hasta su plataforma. Esta larga subida ofrece al visitante una de las vistas al fiordo más impresionantes de toda Noruega.
Wikimedia Commons/Svein-Magne-Tunli-tunliweb.no
Otro de los lugares de visita obligada en las cercanías de Stavanger es el monte Kjerag. Su punto más alto se encuentra a 1.110 metros sobre el nivel del mar, siendo el descenso hacia el Lysefjord por el norte la parte que más atractivo ofrece a sus visitantes. La caída, de 984 metros sobre el nivel del mar, se encuentra junto a la famosa Kjeragbolten, una enorme piedra atrapada entre dos rocas. Se tardan dos horas y media en subir al Kjerag, pero el esfuerzo sin duda vale la pena.
Wikimedia Commons/WT-shared-Larita-at-wts-wikivoyage
Tras descargar toda la adrenalina en el ascenso hasta la cima y todavía impregnados del impacto de la naturaleza más extraordinaria en acción, Stavanger propone a sus visitantes un relajante y pausado paseo entre las aguas saladas que corren por los cauces de sus archiconocidos fiordos. El más recomendado es, tal vez, el crucero por el Fiordo Lysefjord, uno de los más imponentes de la región de Stavanger. Con sus 42 kilómetros de recorrido, el visitante puede disfrutar durante toda la excursión de montañas que se levantan a 1.000 metros, de majestuosas cascadas como Hengjanefossen y de la espectacular panorámica del Púlpito, roca inolvidable. De este modo, uno descubre nuevos modos de disfrutar de todo el paisaje que ofrece el país, esta vez de un modo físicamente más pausado.
Los amantes de la naturaleza se encontrarán en su salsa en esta magnífica destinación nórdica, pero aquellos que prefieran una urbe cosmopolita, rebosante de historia, cultura y ocio, también están de enhorabuena.
La ciudad emana cultura a borbotones y buena muestra de ello es, por ejemplo, su casco antiguo, el Gamle Stavanger. Entre callejuelas con mucho charm se encuentran casitas blancas de madera datadas en el siglo XVIII, en un barrio que evoca tiempos pasados y donde uno puede encontrar artistas vendiendo sus obras en plena calle, así como cerámica artesanal, joyería y mucho más.
Otra de las paradas culturales sine qua non es la catedral de Stavanger, consagrada a San Swithun, el santo patrón de la ciudad. Se trata de la más antigua de Noruega (1125) y es considerada una de las más hermosas del periodo medieval de todo el país. El tañido de sus campanas, de sonido inusual, atrae a religiosos y amantes de la arquitectura románica y gótica.
Tras este apetitoso y suculento festín de cultura, el cuerpo necesita reponer fuerzas. Tal vez uno de los aspectos culturales que más destacan de la hermosa ciudad portuaria sea su tradición culinaria. Todo buen gurmet sabrá apreciar la gastronomía noruega, que se ha ido consolidando a fuego lento a lo largo de los años en un entorno de recursos ilimitados, cuyo maridaje perfecto es la innovación de la mano de cocineros creativos y experimentados.
Wikimedia Commons/Andreas-Tille
La región de Stavanger es famosa por su diversidad culinaria y cuenta con el Instituto Gastronómico de Noruega, donde se forman los cocineros más renombrados de todo el país. Debido a la larga tradición de pesca en esta región, el pescado siempre ha sido un ingrediente muy importante en el menú noruego, además de los lácteos y las verduras, sobre todo los tomates secados al sol, el pepino, el perejil y las patatas. Es recomendable hacer una parada en Voll Ysteri, una pequeña granja que elabora raclette de queso de Jæren y en Årdal donde venden productos locales. Flor & Fjære es un magnífico y exótico restaurante con jardín situado en la isla de Sør-Hidle, a tan sólo 20 minutos en barco de Stavanger y abierto de mayo a septiembre. Y para saborear las delicias del mar noruego, Straen Fiskerestaurant es un restaurante especializado en pescado y cuyo chef informa a sus comensales sobre el pescado del día. Su ubicación mirando hacia el puerto acompaña a esta comida tan exquisita y hace de ella toda una experiencia inolvidable.
Credits: Publiqué una versión de este artículo en Viajar, suplemento semanal de La Vanguardia
Photos: foto de portadilla by Wikimedia Commons/Carlitos0802