Foodies: pasión por la comida

Foodies: pasión por la comida

Tienen conocimiento de todo lo relacionado con la industria gastronómica: recetas, inauguraciones de los últimos restaurantes, los locales más alternativos o las últimas tendencias culinarias. Los foodies, apasionados de la comida, invaden las ciudades y se alzan como fenómeno emergente en la sociedad contemporánea.

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Desde mediados de los ochenta que se está hablando de ellos en Estados Unidos y Gran Bretaña. En España, sin embargo, hace apenas un par de años que el fenómeno ha empezado a tener eco en el mundo gastronómico. Estamos hablando de los foodies, un término inglés informal que define una clase particular de individuos: los aficionados a la comida. Aquellos que dedican buena parte de su tiempo a conocer todo lo relacionado con ella por el simple motivo de ser unos fervientes apasionados de la gastronomía y todo cuanto la rodea. La palabra fue creada en 1984 por el periodista británico Paul Levy junto con Anna Barr y Mat Sloan para su libro The Oficial Foodie Handbook (El Manual Oficial para los foodies). En palabras textuales, para Paul Levy: “Hay una actitud estética hacia lo que un foodie cocina y come. Los foodies reales no utilizan expresiones como fine-dining –comida de alto standing- o dining experience -comida como experiencia-.

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Para ellos, utilizar dichas palabras frente a alguien es símbolo de pedantería y mala educación. Los foodies reales tienen tan buen sentido del humor como gusto por la comida. Identifican nuevos e insospechados lugares y restaurantes –uno de sus juegos favoritos- y siempre comen aquello que se adapta a su presupuesto y circunstancias”. Ser foodie, por lo tanto, va más allá de estar incluido en una simple tribu urbana o en una nueva tendencia gastronómica. Los foodies hacen de su propia pasión un estilo de vida en el que descubrir, experimentar y reinventar son los ingredientes principales e indispensables.

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Un movimiento generalizado
No se debe confundir a un foodie con un gourmet. Los gourmets son personas de gusto refinado y paladar muy entrenado que conocen los platos más sofisticados. En ocasiones son profesionales de la industria o reconocidos críticos culinarios. Por el contrario, los foodies son amateurs que se dejan llevar por su entusiasmo gastronómico. Tienen un interés ardiente e incisivo por todo lo relacionado con la industria restauradora: las bodegas y degustaciones de vino, la ciencia de la comida, las inauguraciones o cierres de los restaurantes, los hallazgos inesperados de esa panadería que hornea la mejor baguette de la ciudad, la pastelería que elabora la mejor nata o la cantidad exacta y recomendada de curry para cocinar un buen Chiken Tikka Masala. Cualquier aspecto relacionado con la comida es, por lo tanto, fruto de interés para ellos.

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Fue la necesidad de escapar de las cadenas de comida basura y prefabricada tan imperantes en Estados Unidos lo que llevó a los foodies a constituirse como un pequeño pero característico grupo de la sociedad norteamericana. Poco a poco, la aparición televisiva de chefs trotamundos como el venerado Anthony Bourdain o la periodista y crítica gastronómica Nigella Lawson en su programa Nigella BitesLos bocaditos de Nigella– dieron a conocer insólitos lugares en los que comer la mejor sopa noodles de todo San Francisco o reinventados platos culinarios, alejándose así de la doble hamburguesa de queso. Hoy día, las economías desarrolladas o emergentes como China, Japón y Brasil han permitido la aparición de más y más foodies y gracias a internet el fenómeno se ha convertido en una tendencia en alza. Cualquier neoyorquino con un paladar voraz de nuevas y apetitosas experiencias, por ejemplo, no puede dejar de visitar los descubrimientos de Josh Beckerman en su página web nyc.foodie.com. Si, en cambio, visitas la ciudad del amor, parisbymouth.com es un sitio indispensable que debes conocer si deseas descubrir, entre muchos otros secretos, el mejor vino parisino.

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Y es que una de las necesidades vitales y perentorias de la forma de ser de un foodie es volcar sus opiniones y fotografías lo antes posible en las redes sociales. “Los foodies siempre han compartido la comida de sus platos. De manera que si alguien no comparte lo que tiene en el plato con un foodie, éste no lo toleraría. Por esa razón, ven en internet una valiosa fuente para compartir sus reacciones y opiniones”. Un foodie sin seguidores es como un pez fuera del agua. Existen además infinidad de publicaciones especializadas en dicho movimiento como Apicius -para muchos “la biblia del foodie”-, Kinfolk magazine, Polk Foodie e incluso festivales como el realizado en Londres cada año, el Foodies Festival –El festival de los foodies-. En este último encontramos desde catas de bebidas a presentaciones en teatros en las que los chefs con estrella Michelin más cotizados enseñan algunas de sus técnicas, degustaciones de distintos platos, creaciones de calle, productos locales o ingredientes de cualquier lugar del mundo. En Valencia se abrió a finales de marzo del 2013 el Foodies restaurante, un enclave que mezcla cocina de influencia internacional y alta cocina a un precio asequible y donde la innovación está asegurada. ¿Por qué? No existe una carta para que los platos sean más dinámicos. Elin y Guillermo, apasionados de la gastronomía y propietarios del mesón, nos cuentan “tenemos influencia de casi todo el mundo. Por ejemplo, para menú diario hacemos bastante comida valenciana y arroces. Por la noche, trabajamos un menú degustación que cada semana cambiamos.”

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Food sherpas: el turismo gastronómico
“Los sherpas de la comida”. Así ha llamado The New York Times en uno de sus últimos artículos publicados a todos los gurús de la gastronomía que ahora, además, se dedican a hacer tours culinarios por las ciudades. Si los programas de televisión como Foodie Planet –que en España puede verse a través del Canal Cocina- despiertan su apetito y su insaciable interés por explorar nuevas ciudades a través de su gastronomía, los food sherpas pueden hacer realidad sus deseos. Algunos de ellos son chefs reconocidos como Jet Tila quien ofrece tours de comida tailandesa en Los Ángeles con su compañía Melting Pot. Otros, como Yigal Schleifer de istambuleats.com y culinarybackstreets.com son además personas que han crecido y conocido la cultura de su ciudad no sólo a través de sus ojos sino también de su sabor. “Me gusta pensar que las personas como yo somos amantes de la cultura de la buena comida. Personas que creen que la cultura culinaria es parte importante en la historia de la ciudad y el estilo de vida del país. En mi caso, diría que la característica que mejor me define como amante de la gastronomía es una viva curiosidad, prácticamente obsesión, por hallar auténticos y originales sabores. Un deseo por coleccionar recuerdos de todo aquello que pruebo y huelo y un profundo respeto por los cocineros locales que preparan platos con legítimo amor” cuenta Yigal. Los tours de la compañía de Yigal se imparten en Estambul, México, Brasil, Shangai, Atenas y Barcelona.

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La fórmula es siempre la misma: construir un arco narrativo a través de los distintos escenarios relacionados con la comida para que los foodies puedan tener una visión más auténtica y profunda de la cultura de dicha sociedad. Paula Mourenza es la encargada de realizar los tours en el barrio barcelonés de Gràcia y nos cuenta que “todo cuenta a la hora de engarzar nuevos elementos a las rutas. Ya sea lo interesante de la historia, la atmósfera, las personas, los platos, los ingredientes, etc. No buscamos sólo las delicias o los platos típicos, buscamos la experiencia culinaria del barrio barcelonés de Gràcia. La comida y el comer no empiezan ni en la mesa ni en los fogones, son parte de la vida entera”. La experiencia de contar con un food sherpa, pese a que resulta íntima e inolvidable, no se adapta a los bolsillos más ajustados. Un tour de un grupo reducido de personas –nunca se admiten más de 10 para conservar la intimidad del ambiente- cuesta desde 100 hasta casi 700 euros.

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En España, el viaje de los sherpas está adquiriendo sus seguidores aunque más lentamente que en otras ciudades. Y es que, mientras que en Nueva York McDonald’s era el rey de las hamburguesas, en España nosotros seguíamos bien conscientes de nuestros embutidos ibéricos y la dieta mediterránea. “En mi opinión, en países como España, Francia o Italia, ya éramos un poco foodies antes de que existieran los foodies. Además, creo que lo foodie es un concepto marcadamente urbano, donde la comida es una experiencia desvinculada del origen de los ingredientes y paisaje. Nuestra cultura gastronómica es mucho más idiosincrásica y doméstica que en otros países. Por estas geografías, todavía tenemos muchos vínculos más o menos cercanos con la tierra, el mar o la montaña. Con los ingredientes que son productos vivos y que debemos respetar en su naturaleza y procesos naturales. Con la cocina en casa, restaurantes o bares. Y con los fogones y la mesa como lugares propios, sociales y familiares que crean vínculos y que son una forma maravillosa de invertir nuestro tiempo al lado de otras personas” explica Paula. Como siempre, ya lo dice nuestro sabio refranero español: a comer, beber, bailar y gozar que el mundo se va a acabar.

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Mealsurfing
Según un estudio de mercado realizado por la agencia de publicidad J.Walter Thompson, el mealsurfing es una de las tendencias de 2013 relacionadas con el aumento de servicios de hospitalidad globales como el carsharing –compartir coche- o el coachsurfing -hospedarte en casa de un particular cuando viajas en lugar de hacerlo en un hotel u hostal-. El mealsurfing consiste en reuniones de apasionados por la cocina en casa de un anfitrión encargado de preparar el menú. Pero cuidado. No se trata de dar de comer gratis a desconocidos. Hablamos de que las pasiones de cocinar y comer se unan en una mesa multiétnica para que todos salgan ganando. Por ejemplo: un sibarita argentino con residencia en Boston puede publicar un anuncio en una red social para informar del menú, los comensales y el precio. Webs como kitxhenparty.org, kitchensurfing.com, newgusto.com o feastly.com son algunos de los ejemplos que triunfan como plataforma para el mealsurfing. Ideal para quien quiera jugar a ser chef por unas horas.

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Las apps que no pueden faltar en el móvil de un foodie
No cabe duda que las redes sociales y las aplicaciones para teléfonos inteligentes están contribuyendo cada vez más al crecimiento de esta tendencia de amantes de todo lo relacionado con la comida.
Natalia San Juan, experta en Community Management y redes sociales, además de aficionada a la fotografía, nos cuenta: “Existen varios fenómenos dentro de la tendencia foodie de los cuales las redes sociales se han hecho eco. Uno es, por ejemplo, la creciente tendencia en volcarse en la cocina, retomando el interés por cocinar e intercambiar recetas, al mismo tiempo que aumenta la preocupación por una alimentación sana y saludable. Todo ello lo vemos claramente reflejado en el creciente número de aplicaciones destinadas a compartir este tipo de contenidos y al intercambio de consejos y experiencias. En este contexto, si existe una red que ha puesto en el candelero a los foodies es, sin duda, Instagram”.

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Foodspotting. Una guía virtual para encontrar la mejor comida y restaurantes de la ciudad. “Su principal diferencia con las demás aplicaciones es que Foodspotting permite, además, encontrar y calificar los platos de cada lugar”, expone Sabrina Martínez, asesora en comunicación digital y redes sociales.
CookBooth. Esta app ha sido creada por una compañía de Barcelona y en ella chefs y foodies comparten sus foto-recetas con un completo sistema de clasificación.
Untappd. Para todo foodie amante de la cerveza. Esta aplicación te permite conocer los locales y las cervezas más populares de tu área o del lugar en el que estés.
Evernote Food. Permite explorar las recetas de la web y almacenarlas después en Mi Libro de Cocina y encontrar restaurantes cerca de donde se encuentra para añadirlos a la lista de deseos. Un álbum digital para recopilar todos sus intereses culinarios.
Localeats. Similar a Foodspotting pero con la diferencia de que localeats se centra en locales y restaurantes independientes. Perfecta para los foodies más avispados.
¿Qué cocino hoy? Una ingeniosa aplicación para las mentes ávidas de creatividad. No sólo permite buscar y guardar recetas para echarles un vistazo cuando no tienes internet sino también crear recetas nuevas a partir de los alimentos que hay en tu nevera. Creatividad al poder.

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Credits: publiqué una versión de este artículo junto a Carlota Iglesias en Estilos de Vida (ES), suplemento semanal de La Vanguardia

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