Rodeadas por las maravillosas aguas del Lago Maggiore, estas islas rebosan exquisitez floral y sus palacios son una exquisita muestra del Barroco italiano
“Me encuentro en el lugar más bello del mundo”. Así describía el poeta y aristócrata francés Montesquieu las Islas Borromeas, un conjunto de islas ubicadas en el Lago Maggiore, al norte de Italia, en la región del Piemonte. Pertenecientes desde el siglo XVII a la familia Borromeo, son uno de los rincones más aristocráticos y hermosos del país transalpino. Hemingway también cayó rendido ante su esplendor natural, al igual que Napoleón, la reina consorte del Reino Unido, Carolina de Brunswick-Wolfenbüttel, y, más recientemente, George Clooney, quien posee una villa en Como, a una hora en coche.
Con la llegada de la primavera, la llamada Borromee Stagione (estación de las Borromeas) atrae a amantes del arte en todos sus sentidos. Y es que este conjunto de islas cuenta con grandes palacios de estilo barroco y rococó, colecciones privadas con cuadros de arte flamenco y del Renacimiento italiano, y hoteles de gran lujo con spa y restaurantes reconocidos por la Guía Michelin. Pero, por encima de todo, destacan los jardines, de estilo inglés, con más de 2.000 variedades de especies exóticas, algunas de ellas imposibles de admirar en otros rincones de Italia o en nuestro país.
Para llegar a las tres principales islas, Isola Madre, Isola dei Pescatori e Isola Bella, hay que tomar una embarcación desde las localidades de Stresa, Intra o Verbania. Hay servicio cada media hora. También se puede optar por tomar un barco privado y realizar un crucero por las Borromeas, extensible a otras islas del Lago Maggiore. O bien dar el salto al lago de Orta, donde se encuentra la Isola de Orta San Giulio, a escasos quilómetros del Parque Nacional de la Val Grande, fronterizo con Suiza.
La experiencia es única. Nada más sensual y placentero que observar los montes nevados rodeados de flora primaveral degustando un spritz acompañado de embutidos y ahumados piamonteses y toscanos, como preparan varios hoteles de la zona, como Il Giardinetto Hotel & Restaurant, en Orta, o el Hotel La Palma, en Stresa.
Isola Madre, jardín botánico al aire libre
Partiendo de Intra, la primera isla del itinerario es la más grande, la Isola Madre, con un jardín botánico al aire libre de ocho hectáreas que rodean el Palacio Borromeo y su pinacoteca, con obras maestras italianas del siglo XIX. Construido en cinco niveles, constituye un auténtico oasis vegetal de estilo inglés en el que, además de contemplar miles de variedades de flora exótica, el visitante puede pasear entre pavos reales, faisanes, papagayos y loros de vívidos colores.
El palacio, cuya construcción comenzó a principios del siglo XVI y se prolongó hasta el siglo XIX, fue la residencia del conde Lancilloto Borromeo, uno de los cinco hijos de Juan III Borromeo y Cleofe Pio di Carpi, los primeros propietarios de estas islas. El conde incluso decidió que, pese a hallarse en el norte de Italia, en un lago que se hiela en invierno, iba a dedicar tierras de la isla al cultivo de aceitunas y a la introducción de cítricos y frutas típicas de Liguria, que encargó a reconocidos paisajistas y jardineros. De esa época datan también algunas de las palmeras que ornamentan los jardines, algo extraordinario en esas condiciones meteorológicas.
El palacio, de decoración barroca, es un museo en sí mismo y está abierto al público. Pasear por sus estancias ricamente decoradas te traslada a la Italia de la dinastía de los Sforza, que incluso emplearon a Leonardo da Vinci y otros grandes artistas en Milán. Precisamente, fue el papel de capitán y defensor de la libertad del patriarca de los Borromeo durante las primeras elecciones de la República Ambrosiana lo que le permitió hacerse con una gran fortuna y comprar las principales islas.
Estancias de auténtico lujo
Las islas no cuentan con alojamiento propio, por lo que una de las mejores estancias es la que ofrece el Hotel La Palma, en el corazón de Stresa. Cuenta con una infinity pool que prácticamente se funde con el Lago. Las paredes de las habitaciones de este hotel de gran lujo están firmadas por Hermès y el mobiliario es de Cassina. Su spa panorámico permite disfrutar de los beneficios de la ducha escocesa y de un descanso en su sala de sal.
En Stresa se encuentra también la Villa y Palazzo Aminta (foto cover), un lujoso complejo hotelero ideal para relajarse en un entorno de lo más elegante y exclusivo. Esta villa cuenta con exuberantes jardines bañados por las aguas cristalinas del Lago Maggiore y ofrece románticas cenas a la luz de la luna en el prestigioso restaurante I Mori. Las salas están decoradas con suelos de terrazzo veneciano, columnas de mármol y maravillosos tapices en las paredes. La atmósfera idónea para degustar platos de autor o incluso realizar una cata de vinos de la zona.
Stresa, por su parte, bien merece una visita para admirar algunas de sus increíbles villas, como la Ducale, de finales del siglo XVIII, y para tomar el teleférico que conduce en apenas 20 minutos a lo más alto del monte Mottarone, a 1492 metros de altitud donde, curiosamente, se esconde una pequeña estación de esquí.
Los amantes del séptimo arte, en especial del gran director italiano Giuseppe Tornatore, autor de la aclamada y oscarizada ‘Cinema Paradiso’, reconocerán en Stresa algunos de los escenarios de la película ‘The Correspondence’ (‘Te amaré eternamente’), con Jeremy Irons y la ucraniana Olga Kurylenko como protagonistas.
Isola dei Pescatori
Pese a ser llamada isla gemela de la Isola Maggiore, la Isola dei Pescatori no podría ser más distinta a su hermana. Estamos ante la única isla habitada de las Borromeas, que ha sabido mantener su rica cultura popular pese a que solo viven en ella unas 50 personas. Se trata de un antiguo pueblo de pescadores con calles estrechas y empedradas de lo más pintorescas, con flores en las ventanas y balcones donde sus habitantes ponen a secar el pescado al sol. Un lugar ideal para degustar las variedades recién pescadas en el lago y cocinadas mayoritariamente a la parrilla, visitar las tiendas de artesanía y disfrutar del panorama sobre el Lago Maggiore desde su espléndido mirador.
Cada 15 de agosto, festividad de la Madonna dell’Assunta, tiene lugar una procesión de barcas de pescadores alrededor de la isla, todas iluminadas como chispeantes focos de luz antes de que se celebre la cena popular en las calles con degustaciones de productos típicos, como la trucha, el cangrejo, las parillas de carne con verduras y las tartas de chocolate, almendras o al limón.
Isola Bella
La última joya de imprescindible visita es la Isola Bella, cuyo nombre se debe a la mujer de Carlo III Borromeo, Isabella d’Adda. Su monumental palacio barroco, construido en 1632 y sometido a continuas reformas y ampliaciones hasta el siglo XIX, es mucho más imponente a nivel arquitectónico que el de la Isola Madre. Estamos ante un verdadero palacio real en miniatura, con salones y habitaciones tan recargadas que incluso críticos de arte italianos han preferido emplear el término kitsch para referirse a él.
Abrumador sería el mejor adjetivo para describir el jardín y las diez terrazas sobrepuestas, con juegos de agua y estatuas del artista Carlo Simonetta. Pirámides de esculturas y flores cuyo poder de atracción logró conquistar la admiración de Napoléon Bonaparte y su esposa Josefina. Es más, en 1935, Mussolini escogió este palacio como sede para una de sus conferencias internacionales.
La visita no puede culminarse sin antes visitar la gruta que se encuentra bajo el palacio, decorada con espectaculares mosaicos a todo color y con profusión de detalles.
En definitiva, las Borroneas encierran un sinfín de encantos secretos, tanto naturales como obra del hombre, pudiendo afirmar sin duda alguna que son un paraíso aún desconocido por muchos europeos y uno de los rincones más primorosos de toda Italia.
by Anna Tomàs