La isla de Madeira tiene muchas razones para ser visitada. Este oasis en medio del Atlántico ofrece unas temperaturas excelentes y una maravillosa flora y fauna. Destacan especialmente las reservas protegidas, como son las laurisilvas, bosques declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que ocupan más del 20% de la isla y están atravesados por multitud de senderos. Su vegetación originada en la era terciaria sólo puede ser admirada en Madeira y en alguna de las islas canarias. Debido su reducido tamaño, nunca se está demasiado lejos del océano, por lo que pueden explorarse majestuosos acantilados y piscinas naturales. La capital de la isla, Funchal, recibió en el año 2000 el premio de oro a la ciudad florida europea, lo que no hace sino confirmar la belleza de la multitud de jardines que adornan esta isla portuguesa. La gastronomía de Madeira, sobre todo a base de pescado, resulta todavía mejor en los pequeños restaurantes y bares frecuentados por los isleños en las callejuelas de Funchal, como la Rua da Carreira, la dos Murças, do Bispo o Queimada de Cima.
Photos: Oriol Serrat y Anna Tomàs