Desde las grandes ‘maisons’ al diseño independiente. La voluntad de reformar el proceso de producción de la industria textil para minimizar los impactos ambientales es ahora el verdadero valor de marca
“¿Cómo se atreven a fingir que esto se pueda resolver actuando como de costumbre y con algunas soluciones técnicas?”, exclamaba Greta Thunberg en la cumbre del clima de la ONU en septiembre de 2019. Solo 5 años antes se acuñó el término Moda Circular para representar y unificar las prácticas sostenibles en la industria de la moda y el hashtag #ModaCircular comenzó a aparecer en los instagrams de los grandes nombres en el diseño de moda, promoviendo un cambio vital hacia los sistemas de producción con el menor impacto en el medio ambiente.
“¡Circular es el nuevo negro! Necesitamos una industria de la moda basada en tres principios: limpia, justa y buena”, explica Antoinette Guhl, consejera en el Ayuntamiento de París y miembro del Grupo Ecologista de la capital gala. Según los últimos estudios de Greenpeace, la industria de la moda es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales de CO2. Los residuos textiles ascienden a más de 92 millones de toneladas al año y terminan arrojados a vertederos. Actualmente, menos del 1% de la ropa se recicla. El 99% restante contamina el medio ambiente debido al uso de productos químicos tóxicos, tintes peligrosos y fibras sintéticas que se filtran en el suministro de agua y los océanos del mundo. Sin embargo, el textil representa una necesidad para todos.
Desde diseñadores independientes de la talla de Stella McCartney a marcas como Hermès han empezado a emprender la ruta hacia la moda circular, un sistema regenerativo en el que la ropa se puede reutilizar en todos sus sentidos.
McCartney, abanderando la utilización de materiales de origen no animal para crear sus colecciones, forma parte de la iniciativa Make Fashion Circular y cuenta con la certificación Cradle to Cradle, un sistema de puntuación de las marcas por su compromiso con la economía circular. Sus colecciones van dando poco a poco rienda suelta a formas innovadoras de reutilizar materiales, incluidos el nailon y el poliéster reciclados y la cachemira regenerada. Asimismo, la marca apoya las prácticas agrícolas restaurativas para garantizar la regeneración de las fuentes naturales que se utilizan para fabricar la ropa y los accesorios, incluyendo la obtención de viscosa de bosques gestionados de forma sostenible en Suecia y el uso de algodón orgánico certificado.
La marca se asocia con TheRealReal, una tienda en línea de artículos de lujo de segunda mano que brinda a los compradores el incentivo de reciclar ofreciendo cupones de 100 dólares para gastar en nuevos productos por cada artículo de Stella McCartney que venden a través de su website.
Otro camino es el de Nona|bcn, cuyos cinturones están confeccionados exclusivamente con piel curtida con sustancias vegetales procedentes de la corteza de árboles. “Si quitas la hebilla de uno de nuestros cinturones y plantas el resto en tu jardín, con el paso del tiempo acabaría formando parte del suelo”, explican Gemma Riba y Silvia Farrés, fundadoras de la marca.
El pasado diciembre, Eñaut Barruetabeña, galardonado con el premio REC.0 /080 Barcelona Fashion al Mejor Diseñador y con el premio a la mejor colección de diseño emergente de la 080 Barcelona Fashion, lanzó su primera colección cápsula 100% circular. “Hay que pensar también en la comodidad en estos momentos y eso es algo que nos brinda a la perfección la parte circular en moda. Una camiseta te sirve tanto para estar en casa como para llevarla con unos vaqueros y salir a la calle. Son las prendas mas versátiles”, añade.
Precisamente la serigrafía es una de las claves de las creaciones de Ana Tichy: “En los procesos de estampación industrial es complicado exigir a los productores determinadas condiciones, como tintas y procesos de estampación ecológicos. Intentamos re-utilizar, consumir y transformar tejidos de stock de grandes empresas. Con la diseñadora gráfica Martina Manyà trabajamos a partir de tela en la que ella dibujó previamente, dando singularidad a la prenda”, afirma Tichy. Esta forma de trabajar la serigrafía antes de cortar la ropa y proceder a la costura tiene otro gran referente, Claire Heinui, a cargo de la firma Heinui. Francesa afincada en Barcelona, vende sus vestidos de patronaje japonés en tiendas multimarca y por Instagram stories, donde se agotan en menos de una hora.
Precisamente, una clave en la moda circular y la reciclabilidad es que no se mezclen fibras diferentes en una misma prenda. “Es fácil reconvertir en fibra de algodón una prenda 100% de algodón, mientras que si utilizas mezclas de algodón con poliéster, o lino con nylon, por ejemplo, el proceso de reutilización es mucho más complejo. Es algo similar al razonamiento que llevó a la industria de embalajes a prohibir el empleo de grapas metálicas en las cajas de cartón. Además, en caso de no poder recuperar la materia prima, las prendas de tejidos naturales se descomponen fácilmente: una camiseta de algodón tarda más o menos un año en asimilarse con su entorno, mientras que se estima que una de poliéster necesita 200 años como mínimo”, expone Michele Gili, al frente, junto a Eleba Castaudi, de la marca Gorni Kramer, en venta en la tienda onLand en la calle Princesa 25, de Barcelona, o a través de su web.
Este protagonismo del tejido empleado forma parte, también, de la filosofía de Carola Alexandre y su marca Ivori, en venta en la calle Mirallers 7 en la Ciudad Condal, que emplea solo fibras naturales para sus prendas. Para esta temporada, Alexandre apuesta por hilos de algodón egipcio, de tacto sumamente suave y, además, fácilmente reciclable.
Ricardo Chalar, al frente de la tienda Árbol y la marca Raíz en la madrileña calle del Barquillo 7, produce prendas propias en Madeira, Portugal. “El algodón que usamos se extrae y se cosecha basándose en los principios de la agricultura integrada tomando medidas preventivas, como cultivos de rotación y selección de variedades resistentes a las plagas, o un uso muy específico de ciertos productos no químicos”, explica este joven emprendedor.
Las nuevas generaciones tienen muy claro que hay que lograr un ciclo de producción de 0 desperdicios. La ganadora del Premio al Mejor Shooting de Fashioners of the World 2020 otorgado, entre otros, por el fotógrafo de gran prestigio Manuel Outumuro, es Laura Pérez, cuya colección de tesis está basada precisamente en la Moda Circular. “Me pareció un reto artístico, diseñar y crear partiendo de la materia que había podido conseguir, tanto retales como piezas desechadas a las que había que buscar un nuevo sentido y destino, sin renunciar a mi estética y mi mundo visual”, explica.
Bajo el lema pre-loved, la Moda Circular fomenta la compra y venta de prendas de segunda mano, muchas de antiguos couturiers y diseñadores históricos. Si nos fijamos en el Reino Unido, las estadísticas muestran que los consumidores han invertido, aproximadamente, unos 46,7 billones de dólares americanos en ropa que no usan, según datos de la London School of Economics.
Retos y éxitos. La firma anglosajona nu-in, que se ha hecho un hueco importante en el mundo de la moda con sus vaqueros denim reciclados, lanzó a finales del pasado febrero la camiseta Zero Impact. “Este es el primer producto que proviene de una planta de reciclaje completamente innovadora. El material está elaborado a partir de nuestros propios residuos, en una fábrica de última generación, diseñada para la circularidad. La reducción de agua, químicos y CO2 es del 85%. El otro 15% lo estaremos compensando para lograr un producto de impacto cero”, remarca orgulloso Marcus Butler, uno de los fundadores de esta marca de ropa.
El lujo no se queda atrás. Precisamente la histórica casa italiana Brioni, con Brad Pitt como último embajador, y otras firmas del grupo Kering, como Gucci, Balenciaga y Saint Laurent, entre otras, ya están trabajando colecciones de Moda Circular. ¡Stay Green!
by Anna Tomàs