Los perfumes Linari son concebidos como una pieza más del interiorismo más selecto y exclusivo, con una línea de fragancias también para hombre y mujer revestida de oro.
“Gran parte de las firmas de perfumes, aunque sean de la más alta gama, suelen emplear siempre los mismos ‘artistas de la nariz’, o como les llaman en francés les nez parfumeurs. En cambio, yo busco al mejor profesional para cada producto que lanzo al mercado, sin importarme si tiene la agenda ocupada y tardaremos más en poder lanzar la idea olfativa que tengo en mente ni caer en el tan común uso de evaluadores de perfumes. Busco trabajar mano a mano con el perfumista para lograr ese conjunto armónico, a veces abstracto, que huelo en mi mente”, explica Rainer Diersche, fundador y propietario de las gamas de perfumes Linari y Ciro.
Las fragancias juegan indudablemente un rol muy importante en nuestras vidas, tanto consciente como inconscientemente. Son capaces de crear o influir en una atmósfera y afectan a nuestros estados de ánimo y nuestras impresiones de un espacio o una persona.
De hecho, son camaleónicos, como David Bowie, ya que también pueden oler distinto según nuestra temperatura corporal, la ventilación del hogar, la cantidad de personas que estén presentes en un mismo espacio… Lograr una fragancia perfecta en todo momento es sumamente complicado, pero Rainer y los perfumistas con los que trabaja no descansan hasta alcanzar la fórmula precisa. Tanto es así que el Duque Blanco era fiel a ellos para lograr que el ambiente de su apartamento siempre gozase de la sutileza más acogedora.
Cuando las fragancias funcionan se convierten en atemporales, por lo que, como demuestra la línea de Linari, ampliada a una colección de fragancias para hombre y otra para mujer, son atesoradas por distintas generaciones, algo que se comprueba sabiendo que, entre la clientèle de esta marca se hallan Tina Turner y Lady Gaga, separadas por 46 años de edad.
A todo ello se une un packaging de lo más exclusivo y que demuestra el aura perenne del minimalismo italiano, del que Diersche es un fiel apasionado. Son también productos visuales, objetos de diseño en los que el envase está revestido de oro o de platino. Asimismo, cada frasco tiene motivos geométricos distintos, pero todos de estilo art-nouveau, recordando las creaciones de Le Corbusier, Victor Horta, Pernette Perriand e incluso Alfons Mucha o Gustav Klimt. Envases acorde con candelabros, lámparas sinuosas y vidrieras con acabados de hierro forjado, en los que el oro se expande siguiendo motivos derivados de la naturaleza.
”A fines de la década de 1990 tenía dos tiendas de diseño italiano, una en Hamburgo y otra Múnich, en las que, además de muebles y otras piezas de interiorismo modernista selecto, también se vendían fragancias para habitaciones. La pasión por el diseño que siempre ha estado dentro de mí dio un paso más allá con el deseo de producir fragancias de lujo para las estancias, ya sean privadas o se trate de una oficina, el lobby de un hotel o un restaurante”.
El nombre de Linari procede del pequeño pueblo de la Toscana donde finalmente Rainer Diersche decidió dejar aparcada su carrera como ingeniero y concentrar todos sus esfuerzos en su vocación creativa. En venta en prestigiosas tiendas como Santa Eulàlia en Barcelona, Fashion Clinic en Lisboa, Harrods en Londres, Segraeti en Mónaco y Harvey Nichols en Estambul, así como desvelados en Pitti Uomo, estos perfumes son el resultado de una fabricación pionera y un diseño de vanguardia.
“Para mí es crucial que Linari establezca sus propias tendencias y mantenga su propio estilo. Es por ello que cuando quiero transformar un momento en un olor, no tengo claro si estoy hablando de una sola fragancia o de tres. Necesito libertad y no quiero caer en conceptos de marketing como la caducidad o todo lo que se vende asociado al concepto trendy”, reivindica.
Llegó un momento en que las fragancias para el hogar de Linari empezaron a ser empleadas incluso para la piel de quienes las adquirían, por lo que Diersche decidió lanzar también al mercado una gama de fragancias personales para el hombre y otra para la mujer. “Hay muchas narices contaminadas. Busco siempre esa nez particular. Gran parte de mi inspiración olfativa procede de mis viajes. Siempre trato de dar al perfumista que escojo la mayor cantidad de información posible. Una vez empieza con su alquimia creativa y sumamente personal, precisa de 12 a 18 meses para considerar que el producto está terminado”. Ha habido proyectos aislados que han necesitado hasta tres años para lograr la alta calidad requerida para poder salir al mercado como un producto Linari.
El llamado layering, que consiste en combinar más de un perfume a la vez, es también una de las obsesiones de Rainer. “Según el momento, tal vez mi cliente quiera perfumarse con toques más cítricos o más intensos y persistentes. Mi gama de perfumes funciona perfectamente mezclada. Obviamente hay que seguir el “menos es más”, pero, como sucede con las fragancias para el hogar, nunca se llegará a la ostentación, sino a un aroma que desprenda estilo y elegancia”. Perfumes como los suyos no buscan ser escondidos, sino formar parte de la personalidad e idiosincrasia de la persona, y que así sea percibido por los demás.
Rainer Diersche es un creativo incansable. Pasa horas ojeando revistas de hace décadas intentando descubrir el llamado zeitgist, el espíritu de cada época y el que sobrevive al paso de los años, como hacía Christian Dior con sus colecciones. De ahí que un día, repasando un suplemento dominical estadounidense de hace casi cien años, descubriese una marca, Ciro, creada en 1921 en Estados Unidos por un inmigrante alemán que abrió su perfumería en la 1ª Avenida. Compró esa firma e inició el proceso inverso a lo que hace con Linari: en vez de buscar como condensar una sensación o un olor descubierto paseando por un boulevard en el Oriente Medio o en la naturaleza escandinava, buscó a quien pudiese dar cuerpo a nombres tan oníricos como L’Heure Romantique, Le Chypre du Nil o Chevalier de la nuit.
Todo lo contrario al proceso creativo de Linari. “Hallé algunas de las viejas fórmulas, pero no se pueden emplear y además quería ver cómo otro tipo de perfumistas, distinto a los que he recurrido con Linari, podían dar vida e interpretar esos nombres. Ha sido todo un desafío llevarlo a cabo, pero también muy satisfactorio. ¡Además he tenido la suerte que muchos americanos recordaban esta firma de fragancias!”. Ciro se vende también en Estnation en Tokio, y en las tiendas parisinas y londinenses Jovoy.
“La arquitectura se desarrolla en el tiempo y en el espacio”, decía Le Corbusier. Linari y Ciro siguen esa estela de lo único, lo sumamente especial y, a la vez, lo más inconfundible.
by Anna Tomàs