Nacido en Kuwait, criado en Roma y establecido en Londres, este emprendedor lleva más de dos décadas liderando el sector de los accesorios masculinos
Los gemelos, o botones de manga, siempre han sido asociados a la elegancia y al savoir-faire. Sin embargo, esa aura de poder que se les asocia desde el Antiguo Egipto ha ido evolucionando hacia la democratización de su uso, convirtiéndose en aliado imprescindible de todo profesional que busque un elemento para expresar su personalidad en la indumentaria clásica masculina: el traje.
Nacido en el Golfo Pérsico, Robert Tateossian (Kuwait, 1962), siempre ha estado vinculado con el mundo del diseño de moda. Apodado por varias instituciones como el “rey de los gemelos”, su empresa de accesorios para hombre, que ahora incluye brazaletes, collares y pronto broches, es una de las pioneras en el sector de la joyería masculina y ha sido condecorada incluso por la princesa Ann de Inglaterra, quien forma parte del British Exporting Council, apoyando a las firmas británicas en el comercio internacional.
“Estudié Económicas y Comercio Internacional en la Universidad de Pensilvania y en la prestigiosa escuela de finanzas Wharton School, así que mi carrera despegó en la firma Merrill Lynch en su sede londinense, pero siempre he estado vinculado al mundo de la moda, que es el campo que sigue apasionándome a diario desde hace ya muchos años”, explica Robert Tateossian en exclusiva para La Vanguardia.
Su padre trabajaba en el sector de la aviación comercial, por lo que desde muy pequeño Robert empezó a viajar por todo el mundo, desde Roma a Tokyo, Nueva York, Singapur o los actuales Emiratos Árabes. Dados sus orígenes y su formación en Roma, ciudad de la que todavía recuerda sus paseos viendo los escaparates de via Condotti y via del Corso, de Brioni a Valentino o Prada, siempre ha sentido pasión por el mundo de la alta costura, principalmente por los complementos. “Cuando tenía 7 u 8 años, ya que hablaba varios idiomas, acompañaba a los VIP que volaban con mi padre a estas tiendas de lujo, ayudándoles como traductor para sus compras e incluso logrando descuentos para ellos (ríe). Por mucho que empezase como banquero, sabía que quería intentar hacerme un lugar en el universo maravilloso del diseño”.
Tras siete años trabajando en banca de inversión, decidió darse una oportunidad y apostó por lo que había visto que era un nicho de mercado no cubierto: los gemelos contemporáneos. “Recuerdo que en esos momentos en toda reunión, y hablo de los años noventa, todo hombre de negocios llevaba gemelos, pero eran sumamente clásicos y tradicionales, de forma cuadrada, con las iniciales de sus antepasados, sin ningún elemento que denotase su identidad”. Robert observó cómo, en ese mundo de protocolos, Hermès y otras firmas de lujo habían logrado relajar el clásico outfit con corbatas con estampados de pequeñas tortugas, elefantes… “Así que me pregunté: ¿Y si convierto esos gemelos en algo también más divertido y a la moda?”.
Dio en el clavo, pero precisamente siendo consciente de la necesidad de unir la moda más puntera a la tradición, teniendo claro cuales son las dos pasiones de todo hombre: los relojes y los coches. “La primera colección que lancé al mercado consistía en gemelos que reproducían las horas, con los elementos clave de un reloj. Reduje el funcionamiento de la relojería a lo esencial. En esos tiempos no había smartphones ni mucho menos un Apple Watch, con lo que tener la hora de Wall Street o de La City en los puños de tu camisa era algo moderno y a la vez perfecto en un look impecablemente elegante”, expone.
Aunque hoy y gracias a celebridades del mundo del deporte y la música, así como a la tendencia genderless, los hombres ya son compradores habituales de joyería sin ningún tabú, los gemelos siguen vinculados a la elegancia más sublime. Así ha sido desde Tutankamón. De hecho, en su tumba se hallaron jeroglíficos de su uso en pulseras de cuero, como cierre con piedras preciosas.
Los orígenes de los gemelos tal como los conocemos hoy en día se remontan al siglo XVII, pero alcanzaron su popularidad en el XIX, cuando se convirtieron en emblema de distinción al ser empleados por abogados y juristas ingleses que, dados los códigos estrictos de vestimenta de esa época, encontraron en los llamados “botones de manga” la pieza ideal para expresar su status quo.
Su nacimiento está unido, como suele acontecer con toda pieza clave en la historia de la moda, a la funcionalidad. En los círculos aristocráticos de la Francia pre-renacentista se usaban opulentas camisas con puños que se ataban con cuerdas o cadenas de oro. Es precisamente en la corte francesa cuando en 1788 se emplea por primera vez la palabra “gemelos”, dado que eran iguales entre sí y debían ser del mismo material y diseño que los relojes de bolsillo.
La Revolución Industrial los eclipsó durante un tiempo, con la llegada de las primeras máquinas que producían botones, pero a finales de los setenta e inicios de los ochenta del pasado siglo, coincidiendo con la llegada del movimiento yuppie en divergencia con la estética hippie, volvieron a colocarse en lo alto de la cúspide de la indumentaria más elegante. Cuando finalmente David Beckham y otras estrellas demostraron que en la joyería masculina no había nada de lo que avergonzarse, los gemelos emprendieron su vuelo cual ave fénix.
La joyería Tateossian es la unión de tres conceptos cruciales en el sector del lujo: la calidad, la innovación y la creatividad. Colecciones de serie limitada o clásicos que pueden adquirirse en tiendas como la homónima en la londinense Sloane Square, así como en más de 1.000 puntos de venta alrededor del mundo, de Harrods a Lane Crawford en Hong Kong pasando por Takasimaya, en la capital nipona, Saks Fifth Avenue en Nueva York y El Corte Inglés en nuestro país.
“Tras los gemelos, rápidamente extendí la oferta de Tateossian, con chalecos de seda para mujer y brazaletes para hombre. Recuerdo ver como a principios del siglo XXI los hombres llevaban pulseras hechas por sus hijos o compradas en unas vacaciones en Bali o Brasil. Empezó a ser algo recurrente, sin ápice de connotaciones sobre la masculinidad. Decidí apostar por ello, pero teniendo en cuenta mi target: nada de piezas, al igual que sucede con los collares, de gran dimensión. Brazaletes de piel italiana con acabados en oro o plata, que uno puede combinar con otras cintas o pulseras en el mismo brazo o llevarlas según la ocasión”.
Precisamente si algo está claro en el panorama actual de la industria de los accesorios es la importancia del momento. Hay piezas para la noche, otras para diario, se juega con los colores a tono con el reloj, los zapatos o la tonalidad de un pantalón, y según la cultura del país. Sin embargo, como explica Robert Tateossian, si algo funciona en Tokio, NY, Londres, Dubai y Moscú, se convertirá con total probabilidad en un bestseller, mientras que si no lo hace en Londres o Tokio, difícilmente lo hará en la ciudad que nunca duerme o en Dubai, más allá de que en Emiratos Árabes o Moscú gusten más las piezas extravagantes, en Japón las minimalistas y en Londres las más discretas. El patrón de consumo masculino dista mucho del femenino, por lo que tenemos claras estás pautas internacionales”.
La filantropía siempre ha sido crucial para Robert Tateossian y le ha llevado a colaborar con Elton John, entre otros. “Mi relación con él nació a raíz de su marido y amigo mío, David Furnish. Me fascinó la labor de su fundación contra el Sida y he estado colaborando con ellos en la recaudación de fondos para luchar contra esta enfermedad desde entonces”.
Con la llegada del Covid-19, Tateossian ha lanzado al mercado el brazalete Raphael. Dentro de una cápsula de plata se encuentra un delicado cordón de cuero italiano con dos longitudes, 1 y 2 metros, de forma que podemos ver si mantenemos las recomendaciones de distanciamiento social en cualquier momento.
“Mis creaciones también son femeninas, ya que muchas se producen en distintas longitudes”. Tanto es así que, más allá del boyfriend style, son muchas las celebrities, como Rita Ora, que lucen creaciones de Tateossian para mujer. Ahora la firma explora el mundo de los broches para hombre, algo que esperan poder presentar en Pitti Uomo cuando esta importante feria pueda volver a tener lugar físicamente en Florencia, como ha hecho siempre hasta fecha de hoy con sus distintas colecciones.
¿Por qué seguir siendo fiel a la tradición de regalar un reloj al futuro esposo? ¿Qué tal unos gemelos de diseño perenne con el nombre o una fecha inscrita para la ocasión? Robert Tateossian siempre ha apostado por cambiar las costumbres en pro de la innovación y el buen gusto.
by Anna Tomàs