“Me encanta comprar chaquetas increíbles, porque puedo llevar mi pijama debajo y todo el mundo me dice ‘Oh, qué fabulosa chaqueta’, y yo respondo: ‘Deberías ver lo que hay debajo’. El pijama es mi prenda favorita y dista mucho del típico camisón anodino de poliéster. Yo y mi hermana siempre recordamos las escenas caseras de Padres forzosos con pijamas hechos solo para nosotras con aplicaciones de pedrería, puntillas y un sinfín de accesorios”, explicaba a la revista inglesa Tatler Mary-Kate Olsen, fundadora junto a su hermana gemela, Ashley, de la firma The Row.
En estos momentos de confinamiento, son muchas las influencers y celebrities que se han erigido en fieles admiradoras del pijama, añadiéndose al fenómeno nacido hace unas pocas temporadas de sacarlo a la calle. “El pijama es una prenda cómoda, versátil y sumamente glamurosa. En la pasarela luzco incluso corsés, pero en casa prefiero un caftán o un pijama masculino de seda de La Perla”, expone la modelo Kendall Jenner.
Así lo sentía a principios del siglo XX la gran Coco Chanel, cuando decidió abrir su boutique en la rue Gontaut-Biron, en Deauville. La costa de Normandía, con sus amplios cielos de color azul grisáceo y sus playas, todavía se parecía en esa época a las representaciones pintadas por Eugène Boudin y los impresionistas a finales del siglo XIX.
En ese elegante destino turístico, Coco ofreció a sus ricos clientes ropa para estar al aire libre que ella exhibía a lo largo del famoso paseo marítimo de Deauville, desde la típica marinière a batines estilo kimono e incluso pijamas para la playa que decoró con perlas y camelias cosidas al cinturón o a la solapa del cuello. Su éxito fue arrollador. Empezó a vender en sus tiendas parisinas pijamas que, pese a su inspiración masculina con pantalón recto, camisa abotonada y bolsillo en el pecho, se ganaron titulares como “exquisitos” y “la materialización del allure”.
Ahora, cuando la venta de ropa ha caído en picado, solo el pijama no sufre los números rojos. Al contrario, la venta de pijamas de firmas como For Restless Sleepers, La Perla, Giorgio Armani, Asceno o Olivia Von Halle que cuentan con Kate Moss, Cindy Crawford, Cara Delevingne, Victoria Beckham, Meghan Markle, Selena Gómez, y Gwyneth Paltrow entre sus seguidores, han visto como sus ventas se han incrementado entre un 13 y un 20% desde marzo, según la plataforma líder en tendencias WGSN.
Hablamos de pijamas que oscilan entre los 500 y los 2.000 euros y cuyas diseñadoras ofrecen también a su clientela jet-set la posibilidad de hacer piezas únicas por un valor de 25.000 a 80.000 euros. Estas marcas no solo ofrecen pijamas en seda, incluso con algún diamante en los botones o formando un dibujo en el pantalón, sino que también son pioneras en los kimonos, caftanes, antifaces y slippers de lujo.
“Debo admitir que con el confinamiento me di cuenta de que tocaba renovar tanto los pijamas como los conjuntos de loungewear. La mayoría de los camisones los tengo con la bata a juego y algo que para mí es fundamental, el antifaz. En los aviones me empecé a aficionar, ya que nunca conseguía dormir, y ya no puedo vivir sin él. Ahora utilizo uno de Charlotte Tilburry de seda con aroma a lavanda. Es muy relajante”, explica la influencer Natalia Cebrián, con más de 300.000 seguidores en Instagram.
El antifaz, que antiguamente solo producían algunas marcas históricas como Liberty, en Londres, ha ido ganando terreno y ahora se venden en establecimientos de lujo junto a fragancias para evitar olores aunque se viaje en primera clase. Es el caso de Red Santal, un perfume de la firma neozelandesa ABEL que empieza oliendo a especias y evoluciona a madera de sándalo, muy agradable. La misma marca, que vende en Harvey Nichols, en Nueva York, y en JC Apotecari, tiene otra fragancia muy suave y relajante, Nurture, pensada para bebés, mamás y mujeres embarazadas.
“Si el pijama ya se puede llevar por la calle, hay pocas barreras más que se tienen que derrumbar. Calidad encima de cantidad”, expone Julia Weems, Directora del Área de Moda del Istituto Europeo di Design (IED) en Barcelona. Tanto es así que incluso hay quien se casa en uno de estos pijamas, como demuestra la firma ucraniana Sleeper, que ha visto como algunos de sus pijamas, femeninos, delicados y elegantes han sido escogidos para ceremonias donde el lujo es el leitmotiv de la celebración.
Además de la seda, el pijama de lujo tiene aliados como el punto de algodón o de lino, tejido en galgas 10 o 12, exponen Fabricio Pérez y Jaime Martínez, los creadores de la firma Llamazares y de Delgado, quienes consideran que el confort lo es todo y la belleza del lujo su sinónimo: “Cuando uno está solo o durmiendo, está consigo mismo y no hay nada mas importante. La gente no le da importancia, pero hay que combatir esa idea, por ello hay maravillosas prendas de estar por casa que perfectamente puedes sacarlas a la calle”. Lo mismo opina Carola Alexandre, al frente de Ivori, que siempre usa tejidos naturales que cuentan, además, “con la ventaja de ser transpirables, no necesitan prácticamente plancha y son versátiles indoors y outdoors”.
Precisamente por estos motivos, la firma French William, fundada por el francés Guillaume Laout y que cuenta con la emprendedora Natàlia Puiggros, fundadora de la agencia Lemod, ha querido ir más allá con una colección en la que el pijama es una prenda polivalente y demostrando que, a este respecto, ni Wikipedia está al día, ya que aún no ha actualizado el significado de la palabra pijama – “prenda o ropa usada para dormir”-. Lo sleepy es cool, como la colección de la marca pone de manifiesto con pijamas y camisones confeccionados en tejidos ecofriendly de colores tierra, inspirados en la naturaleza, con estampados coloridos y que resaltan la feminidad. La producción SS20 se ha limitado a 800 unidades numeradas a mano. Cada prenda es única y diferente al estar las telas estampadas en bloque, fruto de un cuidadísimo trabajo artesanal.
El fenómeno ha llegado a ser tan internacional que la holandesa Lilian Driessen, diseñadora y profesora de moda en La Haya, siempre ha tenido claro que el pijama, desde que empezó, era también una vuelta de tuerca al negocio textil. “Los volúmenes universales, el boom por el oversize o las camisas estilo babydoll son ideales para no acumular piezas y tallas que tal vez no se vendan y que demuestran que la mujer es consciente de su cuerpo. No creo en las redes de comercio habituales. Desde que empecé he estado creando encuentros con clientas en mi showroom en Ámsterdam. Son mujeres que quieren sentirse sofisticadas pero libres y que no buscan estar bajo el foco de los paparazzi. Quieren vivir el lujo detrás de la cámara y es por eso que creo que en el sector del lujo el one-to-one y la customización son imprescindibles”.
El pijama es la pieza no de la temporada, sino probablemente de la década. La prueba: el 34% de aumento en ventas de la firma inglesa New & Lingwood, en concreto de su modelo Paisley Velvet Gown, un batín forrado completamente en satén de oro de arena con cuello de chal acolchado en color rojo.
Poneros vuestro pijama más especial y sentaos en el sofá a disfrutar de Sucedió una noche, de Frank Capra. Seguro que sonreís al ver a Claudette Colbert en su pijama de seda de corte masculino.
by Anna Tomàs