“¿Puedo invitarla a una copa?”, le ofrece un cliente a la maravillosa Señora Maisel. “Ya he pedido”, contesta ella, pero él insiste: “Póngalo en mi cuenta”, “No gracias, eres muy amable, pero estoy trabajando”, le responde cortante Miriam Maisel, antes de que llegue su amigo Lenny Bruce a rescatarla de la insistencia de ese desconocido ligón…